Hace una semana y hace 38 años.
No se parecen en casi nada.
Pasado el medio dia de un dia reciente. Un taxi se detiene delante del Hotel Adagio, Carrer Ferran. Mi mujer baja de él primero por el lado izquierdo. En el momento en que yo abro la puerta para bajar, un hombre joven se agacha rápidamente delante de la puerta abierta. Por unos segundo presiento que va a ser algún tipo de ataque y me pongo a la defensiva.
Sorprendente y rápidamente, el hombre levanta una de las tapas metálicas que hay en la acera (Electricidad o alcantarillado, no sé) y del hueco que hay debajo, saca un "six pack" de cervezas. Seis cervezas.
Entonces comprendo, se trata de uno de los ambulantes que estan vendiendo latas de cerveza ilegalmente en la calle Ferran, esquina Rauric. Ha usado el taxi de escudo, para no ser visto.
Las esconden en todas partes, alcantarillas, basureros, etc.
La ciudad que dejé atrás...
Ya no conoce el ordén de la ley.
Ciudadanos a quienes se los ocupa y roba la vivienda, no tienen casi recursos para recuperarlas, la ley los trata como si fueran ellos los ladrones.
Hordas de individuos indocumentados vendiendo basura en las calles de Barcelona y otras localidades sin ninguna licencia. Ocupando espacios que son para el viandante y desafiando a quien les recrimina, ¡por que tienen todo derecho!
Quincalleros vendiendo toda clase de trastos y traficando cervezas y apestosos mojitos en las playas, delante de las narices de las autoridades.
Robos en el transporte público y prostitución de farola.
El Estado, la misma Generalitat, parece tener dinero y recursos para toda clases de actividades policiales en contra de expresiones politicas, pero no pueden o no quieren dedicar recursos a eliminar la plaga apestosa de crimenes, robos y ventas ilicitas, que como una peste negra, se han adueñado de mi ciudad y de Catalunya en general, al igual quizás que otras regiones de España y seguramente Europa.
La ciudad que dejé atrás...no era perfecta, pero
era más nuestra.No se parecen en casi nada.
Pasado el medio dia de un dia reciente. Un taxi se detiene delante del Hotel Adagio, Carrer Ferran. Mi mujer baja de él primero por el lado izquierdo. En el momento en que yo abro la puerta para bajar, un hombre joven se agacha rápidamente delante de la puerta abierta. Por unos segundo presiento que va a ser algún tipo de ataque y me pongo a la defensiva.
Sorprendente y rápidamente, el hombre levanta una de las tapas metálicas que hay en la acera (Electricidad o alcantarillado, no sé) y del hueco que hay debajo, saca un "six pack" de cervezas. Seis cervezas.
Entonces comprendo, se trata de uno de los ambulantes que estan vendiendo latas de cerveza ilegalmente en la calle Ferran, esquina Rauric. Ha usado el taxi de escudo, para no ser visto.
Las esconden en todas partes, alcantarillas, basureros, etc.
La ciudad que dejé atrás...
Ya no conoce el ordén de la ley.
Ciudadanos a quienes se los ocupa y roba la vivienda, no tienen casi recursos para recuperarlas, la ley los trata como si fueran ellos los ladrones.
Hordas de individuos indocumentados vendiendo basura en las calles de Barcelona y otras localidades sin ninguna licencia. Ocupando espacios que son para el viandante y desafiando a quien les recrimina, ¡por que tienen todo derecho!
Quincalleros vendiendo toda clase de trastos y traficando cervezas y apestosos mojitos en las playas, delante de las narices de las autoridades.
Robos en el transporte público y prostitución de farola.
El Estado, la misma Generalitat, parece tener dinero y recursos para toda clases de actividades policiales en contra de expresiones politicas, pero no pueden o no quieren dedicar recursos a eliminar la plaga apestosa de crimenes, robos y ventas ilicitas, que como una peste negra, se han adueñado de mi ciudad y de Catalunya en general, al igual quizás que otras regiones de España y seguramente Europa.
Ahora...me casi pareció que hay que pedir por favor, el poder circular por ella sin sentirme un extranjero en mi propia tierra.
Muy bien descrita esta situacion por la que atraviesa Cataluyna. Te felicito.
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