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Thursday, November 15, 2018

El zorro y la cigüeña.

Hacía mucho tiempo que la zorra y la cigüeña no se veían y un día se encontraron por casualidad. La cigüeña era una gran señora, pero a la zorra no le gustaba que fuera tan presumida y pensó hacerle una broma pesada.

Después de platicar un rato, dijo la zorra:
“Debemos celebrar nuestro encuentro, amiga cigüeña ¿Por qué no vienes a comer a mi casa?”

La cigüeña aceptó contenta, y alegremente acompaña a la zorra a su casa.
Al llegar la hora de la cena, una exquisita comida estaba servida en la mesa, pero la zorra la había puesto sobre un plato liso como la palma de la mano, y mientras ella comía gustosamente, la pobre cigüeña con su pico largo y puntiagudo no pudo probar bocado.

La zorra hacia como que no veía lo que estaba pasando, y la cigüeña, que era muy bien educada, hizo como que estaba de muy buen humor y dijo que la comida le había gustado mucho.
Poco tiempo después, la cigüeña invitó a comer a la zorra; la zorra pensó que era una buena oportunidad para comer bien y sin gastar nada, y alegre aceptó la invitación, en casa de la cigüeña también había una comida riquísima, pero no sobre un plato liso, sino dentro de una botella redonda y con un largo cuello, tan largo como el pico de la cigüeña.

La cigüeña devora toda su comida, y la zorra, en cambio, pasaba y repasaba su hocico por el borde, estiraba la lengua y sólo alcanzaba a lamer el vidrio frio y sin sabor, mientras que el rico olor de la comida le llegaba hasta la nariz.

 Esopo - LaFontain.

Foto: Fuente de el zorro y la cigüeña.
Ciudadela de Barcelona. Septeimbre 2003.





Monday, November 12, 2018

No simple… casualidades.




Son ya tres o cuatro momentos, ocurrencias o sucesos durante mi vida, los que yo puedo recordar y de los que he estado consciente, en que una “mano” misteriosa, me ha protegido de lo que hubiera podido ser un mal momento en mi vida.
Algunas de esas ocurrencias, podrían haber resultado en gran daño físico para mí, o incluso, la muerte.
Otros de esos momentos en que he sido “protegido” podrían haber resultado en desenlaces personales nada agradables.
Sin duda alguna, la más notable y más difícil de categorizar como una casualidad, me ocurrió este pasado Junio 3, Domingo.
Había llovido bastante durante este fin de semana y ese mismo Domingo por la mañana también un poco.
Regresaba a mi casa y al estar ya llegando con el coche, hice un giro a la izquierda hacia una de estas muchas callecitas desniveladas con cuestas y bajadas que hay en mi vecindad. Estaba a unos dos minutos de casa.
La callecita tiene una bajada y subida y después de pasar por el punto A, de la fotografía de Mapas, se inicia una bajada rápida, seguida por una cuesta, son menos de dos segundos de tiempo entre el punto A y B.
Al llegar al punto B, el espejo retrovisor queda directamente alineado con el punto A, y ahí en ese momento es cuando viví uno de los momentos de mas gran perplejidad que he experimentado en mi vida. Lo vi por el espejo.
Ahí atravesado de acera  a acera de la calle, había un enorme árbol “oak” tumbado en el mismo lugar que no hacia ni dos segundos, yo había acabado de pasar.
Mi cerebro no acababa de procesar, lo que mis ojos estaban viendo.
Giré el coche con cuidado y aparqué en el lado derecho. Me quedé mirando ese árbol echado como un gigante a través de la calle.
Unas lágrimas se escaparon de mis ojos, antes de que pudiera recuperar la serenidad y llamar a emergencias, 911, para reportar que había un árbol tumbado bloqueando la calle.
Tom
é estas fotografías…para el recuerdo…aún que no me haría ninguna falta, pues esto nunca se puede olvidar.